Declaración de Necesidad

Declaración de Necesidad. Por una Arquitectura de la Necesidad y la Desobediencia.
Ernesto Oroza, Habana, 2006
(english versión here: http://architectureofnecessity.com/14/)

Por más de dos décadas los cubanos han intervenido, con sus propios recursos, las viviendas y espacios aledaños públicos y privados, para adaptarlos a la nuevas necesidades y requerimientos individuales y familiares. El conjunto de estas transformaciones incluye, desde la creación de nuevas plantas o volumenes añadidos, hasta la simple colocación de rejas para definir y proteger límites de propiedad[1]. Por su expresión, lo producido puede ser entendido como un componente esencial y dinamizador de la identidad contemporánea de las ciudades y pueblos de Cuba. Por su impacto y magnitud podemos entenderlo como un suceso productivo y demográfico que tiene y tendrá tanta repercusión en la realidad económica, urbana y social de la isla como lo tuvo en sus respectivas épocas, el desborde urbano de la Habana intramuros, la creación del Vedado o del propio Alamar.

Cuando gané conciencia de estas intervenciones y dejaron de ser invisibles para mí, entendí que los años de investigación que dediqué a los objetos del Período Especial[2] no podían tener mejor continuidad que el encuentro con, en mi opinión, el más creativo fenómeno productivo popular de Cuba de los últimos 40 años: la Arquitectura de la Necesidad. Sin embargo, he percibido paralelamente a la evolución de este fenómeno, su rechazo en los medios e instituciones encargadas del “orden visual y constructivo” en las urbes cubanas. Oposición contradictoria, pues la vivienda ha sido unos de los problemas más difíciles de vencer por el programa socialista, lo que nos obliga a una mirada flexible y comprensiva hacia este ejercicio de autogestión, que si bien transforma la apariencia y esencias históricas de la ciudad, resuelve necesidades esenciales de miles de individuos.

Inicialmente, e incitado por la exuberancia creativa de mis vecinos y por el extremismo de los individuos e instituciones que se le oponían, acumulé datos y análisis, que en los órdenes humanos, económicos, ideológicos y productivos, me permitieran argumentar el valor de este fenómeno y participar de alguna manera de los debates provocados[3]. Conceptualizarlo como una otra forma de expresión de la arquitectura fue el primer paso en mi esfuerzo por validarlo, utilicé (irónicamente, pienso ahora) decenas de conceptos que encontraban explicación en lo que estaba ocurriendo en las ciudades. Empleé por ejemplo el término “arquitectura prefabricada” para comentar sobre la presencia en el stock de “materiales” de elementos como vigas, tabiques y escaleras recogidas entre los escombros de viejas edificaciones, pero también para reconsiderar el valor en el proceso de las estructuras y objetos arquitectónicos que forman la vivienda a transformar. El de “arquitectura extrovertida” para mostrar las estrechas relaciones entre las necesidades y fluctuaciones de la familia (nacimientos, divorcios, nuevos empleos, etc) con su expresión directa en las fachadas y estructuras. “Arquitectura de intervención” para enunciar el carácter de urgencia de estas producciones y su similitud desde el punto de vista temporal, estratégico y pragmático con las intervenciones militares. Me adentré en el tema de la integración urbana para intentar demostrar que el área intervenida era superior al área virgen y que por tanto el concepto de integración arquitectónica e ideas afines entraban en conflicto poniendo en duda cual sentido deberían entonces tomar los procesos de integración. Encontré nuevos edificios oficiales que empezaban, por la esquemática aplicación del concepto integración, a imitar los nuevos ejes visuales que en la ciudades estaba imponiendo las transformaciones.

Sin embargo, hoy estoy convencido de que el único concepto que debí esgrimir para comentar el valor de este fenómeno productivo es el de: Arquitectura de la Necesidad. Era suficiente. Esta metáfora, además de enunciar una arquitectura sincera y correspondiente con las necesidades humanas, se aclaró como un método para desglosar y analizar la problemática de la necesidad, su conciencia a nivel social e individual y el rol esencial de esta conciencia en el desenvolvimiento de cualquier fenómeno productivo o de gestión autosuficientes. Casi las únicas vías posibles hoy, para resolver los problemas habitacionales en el mundo contemporáneo.

Por la medular función de la necesidad en la generación y regulación de este tipo de arquitectura fue que la asocié a las producciones naturales conocidas como estalactitas y estalagmitas, donde la forma es el resultado del movimiento fluido de los materiales atraídos por la fuerza de gravedad. En esta arquitectura popular, el movimiento irreprimibible de los materiales forma también un tejido de líneas y vacíos, una superposición de capas y estructuras, que como en los procesos naturales de sedimentación, se apoyan unas sobre otras. Este movimiento fluido obedece a una fuerza tan dominante e ineludible como la gravedad: la fuerza de la Necesidad. Los estigmas burgueses que sancionan como débiles a los necesitados y vulgares a los que expresan sus demandas, y que terminan por maniquear y censurar el espíritu creativo de los que no tienen medios básicos de vida y que por tanto están empujados a desobedecer las reglas de los contextos que viven, revolotean aun entre todos nosotros. Por eso cuando algunas personas deciden expresar sus demandas a viva voz, sin pudores ni recatos, y lo hacen directamente, creando soluciones a sus necesidades, desnudan uno de los problemas más contradictorios de la vida contemporánea: la insensibilidad que hemos adquirido para eludir nuestras verdaderas necesidades, y la habilidad que hemos ganado para fabricarnos o aceptar nos fabriquen seudo necesidades.

Esta conciencia y liberación me parece el primer valor a estudiar en este fenómeno creativo cubano. Después, por supuesto deberemos entender y sintetizar el conjunto de relaciones culturales, económicas e ideológicas que le dan sentido para extraer teoremas aplicables a campos profesionales del diseño y la arquitectura pero también a muchos otros como la política.

A estas alturas tengo nuevos enunciados personales y otros comunes al colectivo con el que ahora colaboro. Me interesan, entre otros muchos tópicos y a un nivel individual, las estrategias para desobedecer o tomar atajos ante la regulaciones legales que controlan la fabricación y la propiedad: intersticios que permiten burlar definiciones de una escalera -por ejemplo-, desde el punto de vista de legal, y ponen en conflicto la semántica del objeto arquitectónico y de los procesos constructivos y de uso que le dan sentido.

Con el colectivo comparto muchas interrogantes esenciales como las eternas preguntas: ¿Es esto una casa?, ¿Es arquitectura, o demotectura, o sub-tectura?, ¿Cómo extrapolar tanto saber y experiencia popular a prácticas profesionales, que han mostrado cierta miopía, como la arquitectura y el diseño?, ¿Cómo ayudar a viabilizar la evolución, imparable en el mundo de hoy, de la autosuficiencia familiar en campos tan importantes como la energía y la construcción?. Ojala pudiera comentarles ahora mismo sobre esas respuestas, ya estoy ansioso, pero el viaje es largo.


[1] El fenómeno creativo-productivo tratado aquí se incorpora a un movimiento popular más complejo e integrador que incluye todos los esfuerzos populares de autogestión desarrollados para encarar la dificil crisis económica de los años 90 en todos los sectores de la vida en el país.

[2] El Período Especial en tiempo de paz quedó oficialmente definido en el Museo de la Revolución como “un programa de urgencia económica instituido para ser capaces de resistir y continuar nuestro programa de desarrollo, frente a la caída y desaparición del campo socialista y la existencia de un bloqueo recrudecido.”

[3] Estas primeras aproximaciones pueden encontrarse en el libro Objets Reinventes. La création Populaire à Cuba. Editions Alternative. 2002, París. Especificamente en el capítulo titulado: Une ville qui croît à l’Interieur, architecture de la nécessité.

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